Fecha: 29/09/2011
Si las afirmaciones de la Asociación Unificada de Guardias Civiles de Cuenca (AUGC) son ciertas los agentes de la provincia podrÃan estar en una situación semejante a la del siglo XVIII. Una treintena de miembros de la Benemérita de baja por «acoso laboral», uno de ellos incluso estuvo «al borde del suicidio». En al menos un 20% de los cuarteles se trabaja con «represión» y «opresión». Y todo con el beneplácito de los órganos superiores.
Esta es la situación que describió ayer de lo que está ocurriendo en estos momentos en la provincia de Cuenca el portavoz de la AUGC, Juan Casanova. Se trata de una asociación que aglutina al 50% de los 800 agentes que hay repartidos por toda la geografÃa, que velan por la seguridad de los ciudadanos. Lo hacen sin embargo bajo «insultos» de los sargentos y órganos intermedios, según este colectivo. El caso más grave se produjo hace aproximadamente un año y medio, aunque hasta ayer no se hizo público. Un agente tuvo que pedir el traslado a otra provincia, según el secretario de esta asociación, por las presiones recibidas que le llevaron a que él mismo tuviera que mediar y «quitarle la pistola» para evitar males mayores.
No es todo. Según Casanova hay varios procesos abiertos porque varios agentes han denunciado que no reciben el complemento de productividad y de seguridad vial por no poner las multas de tráfico suficientes, lo que supone una merma de unos 200 euros al mes. Sin embargo, tener menor número de sanciones impuestas no quiere decir que hayan trabajado menos que otros, dado que también instruyen atestados o realizan controles de alcoholemia. La herramienta para valorar el trabajo de los agentes es el Resumen de Actividad Individual (RAI), que establece una serie de parámetros en los que se valora más una sanción por una alcoholemia que un auxilio. La Subdelegación del Gobierno en Cuenca no quiso entrar a valorar este asunto.
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