Peritaje Judicial en Prevención de Riesgos Laborales (PRL)

Noelia Garcia Guirao (Murcia)

Perito Judicial en Prevención de Riesgos Laborales (PRL): Seguridad, Higiene Industrial, Ergonomía y Psicosociología Aplicada.

Miembro con Carnet Profesional nº E-1476-25 de la A.P.P.J. (Asociación Empresarial de Peritos Judiciales)

Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales (PRL)

Peritajes, Consultoría y Formación

Contacto: perito.prl.murcia@gmail.com




El Perito Judicial en Prevención de Riesgos Laborales (PRL) es una figura, dentro del marco de la Pericia Judicial, al servicio de la Administración de Justicia. Según se recoge en el artículo 335.1 de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil, el Perito es un experto en un determinado campo que, ante cuestiones planteadas por el juez o algunas de las partes, emite un dictamen en el que contesta a dichas cuestiones o emite su opinión profesional.



El cometido del perito es ayudar al juez a interpretar ciertos hechos o pruebas que requerirían conocimientos especializados para dicha interpretación y de los cuáles, el perito dispone. Su misión no es juzgar, ni establecer quién es o no culpable de algo. El perito, en su dictamen, solamente debe responder, de manera razonada, estructurada y comprensible, y con el aval de su preparación y experiencia profesional, a aquellas cuestiones que se planteen, de manera que ayuden al juez a dictar un veredicto, ya que éste carece del nivel de conocimientos y experiencia en determinadas y específicas materias, como es el caso de la Prevención de Riesgos Laborales.

viernes, 20 de enero de 2012

Mobbing y cachondeo; por Alfonso Merlos

Fuente: larazon.es
Fecha: 20/01/2012

En el cortijo la vida se la pegan los señoritos, y la tropa está para servir. Y en la Andalucía institucional de los eres falsos, las estafas a los discapacitados, la cocaína y las granjas de pollos, los señoritos, manden donde manden, hagan lo que hagan, o incluso si no hacen nada, se distinguen por usar el carné del partido para arramplar. Con todo lo que pillan por delante y sin escrúpulos que valgan.

El vergonzante caso que hoy desvela LA RAZÓN no es una mera anécdota sino que procede elevarlo a la pura categoría. Y prueba al menos dos cosas. Primero, que la chapuza puede llegar a reinar en una administración en pleno proceso de descomposición hasta extremos visualmente grotescos y democráticamente inaceptables. Segundo, que hay pocos miramientos para maltratar profesionalmente, llegando a ejercer el acoso laboral, a los leales funcionarios que por olvido no se han pasado por una sede del PSOE para hacerse militantes.

No es casualidad que la proyección de paro para los próximos meses en Andalucía sitúe una tasa ya inasumible e insostenible por encima del 30%. Cuando todo un aparato de todo un partido rocoso y arraigado como el socialista se concentra hasta la obsesión en el control político de los traidores o despegados de la causa del puño y la rosa, suele ocurrir que el descontrol campa por sus respetos en la gestión de los trámites más sencillos y rutinarios.

El misterioso caso del pupitre y el ordenador sigue retratando a una España de pandereta incompatible con el futuro que merecemos, que es el de un país moderno, abierto, reformista, ambicioso y serio. Todo indica que por fortuna el 25 de marzo marcará el principio del fin de tanto cachondeo, de tanta verbena y de tanta indignidad.

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