Fecha: 07/02/2012
El oficial de la Policía Local de Nigrán y representante sindical, Adolfo S., reclamó ayer 40.000 euros a su inspector jefe y al Concello por un supuesto acoso laboral o mobbing y por atacar sus derechos fundamentales. El juicio se celebró ayer en el juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 1 de Vigo en la que fueron citados a declarar 16 testigos, la mayoría compañeros de servicio.
La Fiscalía desestimó la reclamación porque no ve acreditada la discriminación al oficial ni que el jefe fuese hostil con él.
El reclamante, que no declaró, puso en su escrito previo 12 quejas por el menoscabo de su dignidad profesional. Por ejemplo, dice que el jefe le dio zapatos distintos, le dejó sin pantalón para el frío, lo mandó a patrullar solo, le interrumpió en su hora del café o le cambió los turnos. «No quiero dinero, solo pido respeto», dijo en los pasillos.
El demandado, el inspector jefe de Nigrán y expolicía local de Vigo, Enrique G.S., explicó al juez que siempre trató a su oficial en función de las necesidades del servicio, decisiones que eran sopesadas y meditadas, incluso por concejales y el alcalde. Añade que aunque el oficial criticaba sus órdenes continuamente jamás lo expedientó por insubordinación porque siempre las cumplió. «Era una batalla diaria encomendarle cualquier servicio», relató al juez.
Un agente, socio del reclamante, relató que Adolfo les daba órdenes pero el jefe las cambiaba. Para no tener líos, al final, puenteaban al oficial y le pedían directamente las órdenes al inspector. Con el segundo oficial, ningún problema. «Vimos mal a Adolfo, venía a trabajar nervioso y le salían sarpullidos», dice.
Varios compañero relataron que oían gritos del inspector en el despacho cuando se reunía con Adolfo. La defensa alega que un jefe no tiene por qué tratar como hijos a sus subordinados.
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