Peritaje Judicial en Prevención de Riesgos Laborales (PRL)

Noelia Garcia Guirao (Murcia)

Perito Judicial en Prevención de Riesgos Laborales (PRL): Seguridad, Higiene Industrial, Ergonomía y Psicosociología Aplicada.

Miembro con Carnet Profesional nº E-1476-25 de la A.P.P.J. (Asociación Empresarial de Peritos Judiciales)

Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales (PRL)

Peritajes, Consultoría y Formación

Contacto: perito.prl.murcia@gmail.com




El Perito Judicial en Prevención de Riesgos Laborales (PRL) es una figura, dentro del marco de la Pericia Judicial, al servicio de la Administración de Justicia. Según se recoge en el artículo 335.1 de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil, el Perito es un experto en un determinado campo que, ante cuestiones planteadas por el juez o algunas de las partes, emite un dictamen en el que contesta a dichas cuestiones o emite su opinión profesional.



El cometido del perito es ayudar al juez a interpretar ciertos hechos o pruebas que requerirían conocimientos especializados para dicha interpretación y de los cuáles, el perito dispone. Su misión no es juzgar, ni establecer quién es o no culpable de algo. El perito, en su dictamen, solamente debe responder, de manera razonada, estructurada y comprensible, y con el aval de su preparación y experiencia profesional, a aquellas cuestiones que se planteen, de manera que ayuden al juez a dictar un veredicto, ya que éste carece del nivel de conocimientos y experiencia en determinadas y específicas materias, como es el caso de la Prevención de Riesgos Laborales.

martes, 4 de septiembre de 2012

«El acosador laboral necesita un coro de consentidores para actuar»

Fuente: laopiniondezamora.es
Fecha: 07/07/2012

El «moobing» o acoso moral en el trabajo es una realidad todavía oculta que es necesario atajar en primer lugar conociéndola mejor. Es lo que trata de hacer el documental «Claudia 5.0», elaborado por la Sociedad Española de Médicos Generales Solidaria cuyo presidente, José Manuel Solla, impartió recientemente una conferencia en el Colegio de Médicos de Zamora.

-¿Cómo enfocan el documental?

-«Claudia 5.0» tiene que ver con las cinco dimensiones que se alteran de la personalidad cuando alguien sufre acoso moral. Primero, a nivel biológico, va a enfermar: aparecen ojeras, se le cae literalmente el pelo, pierde peso, no duerme bien, su aspecto va cambiando. Después tiene un deterioro de los aspectos éticos y morales: se van relativizando las cosas, se van llevando muchos palos y la lugar a respuestas que tienen que ver con estos aspectos. Las relaciones sufren absolutamente todas: desde la pareja, los amigos, la relación con los padres. Después está el deterioro en el propio trabajo, el laboral. Este tipo de personas en general suelen tener unas personalidades un poco rígidas y el acoso va afectando a su trabajo hasta llegar a cometer errores más o menos importantes. Y por último hay una dimensión psicológica que también se altera.

-Habla de acoso moral.

-El término sajón, el que más ha triunfado es el «moobing», pero realmente en España deberíamos hablar de acoso moral.

-¿Por qué esta película?

-Fue un encargo de la unidad regional de salud mental de la Comunidad de Madrid, porque tenían claro que esta patología es una especie de iceberg. Se conoce muchísimo menos de lo que existe. Y hay un desconocimiento no solo por parte de los médicos o el estamento sanitario sino a veces por los profesionales que tendrían que atenderlos, los propios psiquiatras y la medicina laboral. A ellos iba dirigida esta acción, que pretendía exponer argumentos para abrir un debate sobre lo que está sucediendo en nuestro país con el tema del acoso moral. Y no solo en nuestro país, sino en todo el mundo.

-¿Quién padece acoso es consciente de ello?

-En ocasiones no son plenamente conscientes. Ven que sí, estoy incómodo, tengo un jefe que no me quiere o directamente me maltrata, pero no saben qué nombre ponerle a todo esto. En ocasiones sí son conscientes y lo que no son es capaces de salir de esa especie de pozo. De hecho hay un montón de suicidios enmarcados en esta patología. Y es tal la dimensión que se ha logrado incluso a cambiar legislación, recientemente en este país, para que se pueda ir por la via incluso de lo penal contra el acosador, porque hasta ahora era muy difícil ir contra la persona.

-¿El acosador es el único culpable?

-El acoso moral tiene una doble dimensión. Por un lado intervienen las personas, tiene que haber la figura de un acosador, pero es imprescindible para ponerle la etiqueta de acoso moral en el trabajo que exista un coro de personajes alrededor que de alguna manera son consentidores. Se sabe que está pasando, que a fulanito no lo tratan bien, pero no hacen nada porque es incómodo hacer algo, o a veces porque no se sabe muy bien qué hacer, o porque se da una situación complicada.

-¿Se da más en unos sitios que en otros?

-Hay organizaciones que favorecen la presencia de «moobing» y otras que lo dificultan sobremanera. Cuanto más vertical es una estructura, más posibilidades hay de moobing, y cuanto más horizontal, más difícil. Universidad y hospitales estarían casi empatados en el ranking de organizaciones donde más se da esto. Y después la empresa privada, en líneas generales.

-¿Cuál es el perfil del acosador?

-Suele ser un tipo sibilino que pocas veces va de frente. De hecho cuesta incluso a veces indentificarlo. Es un personaje inteligente, retorcida, con un calado moral muy bajo y que no tiene inconveniente en destruir a la persona. El acosador es plenamente consciente de lo que hace, los que a veces no lo son es el coro que lo acompaña.

-¿Es fácil de desenmascarar?

-Es muy complicado, y de hecho hay muy pocas sentencias positivas, y eso te lo recalcan mucho los magistrados. Es muy difícil de demostrar a veces este acoso, salvo que sea muy torpe. Lo que mejor funciona es la prevención.

-¿Por ejemplo?

-Un ejemplo real de prevención es cuando se detectó la existencia de acoso entre médicos y las enfermeras que dependían netamente de estos médicos, incluso desde el punto de vista laboral. Se habló en los sindicatos de enfermería y pusieron en marcha una acción concreta: cuando un médico tuviera una conducta que se considerara por el entorno como de acoso, se movilizarían todas las compañeras e irían a hablar con el acosador. Funcionó al cien por cien.

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